FRANCISCO GARCÉS


Mi Lancia Thema 8.32 entró en mi vida de casualidad.

Desde que salió al mercado, por 1991, estaba enamorado del Opel Calibra. Cuando empecé a trabajar, hice una hucha para comprarme uno, y cuando tuve ahorrado una respetable cantidad, por el año 2000, me lancé a la busca de una unidad decente, y a un precio correcto.

La búsqueda fue infructuosa, solo encontraba coches muy quemados. Un vendedor, en el verano de 2001 que me ofrecia uno negro, totalmente quemado, comentó que tenía otro coche a la venta, un Lancia Thema 8.32.

A un amigo le pico la curiosidad, y lo fuimos a ver. Yo no estaba muy entusiasmado, pero mi amigo no paró hasta que lo compré.

Desde el principio me sorprendió el carácter de su motor, su sonido y la amplitud de su habitáculo. Con el hice varios viajes a Viveiro, desde mi Vigo natal. Y salías del coche después de más de 3 horas, tan fresco como cuando te acababas de montar.

Impresiona a quien no sabe de coches, sobre todo por su cuidado interior, y por el bramido de su motor, aunque su discreta carrocería solo destaca por su alerón escamoteable.

Mi 8.32 tiene la peculiaridad, de que tiene matricula de Pontevedra y todos sus dueños (cuatro contándome a mi) son de Vigo.

Este fue mi quinto coche, y en total he llegado a tener unos 15, aunque a la vez como mucho 7. Algunos duraron conmigo menos de 9 meses, otros un par de años, 2 más de 10 años, y solo este el record de casi 20 años.




 

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